¿Te pasa que muchas veces sientes que estás hablando con alguien y realmente no te estás comunicando, no se están entendiendo?
¿O quizás que oyes pero realmente no estás escuchando lo que te dicen? o lo que tú dices?
Te cuento que no estas sola/o, esto nos pasa muy a menudo.
Si entendieras que todo en la vida es una relación. Las relaciones se mantienen o se cultivan a través de la comunicación.
Creo que este blog te será de mucha ayuda, no solo para tomar una reflexión pero también para generar un poco más de empatía con los demás a la hora de comunicar.
Muchas veces pensamos que nos estamos comunicando o hablando con nuestra pareja, amigos, familiares, compañeros de trabajo y realmente no lo hacemos, ya sea por las siguientes razones:
Queremos imponer nuestro punto de vista.
No sabemos expresarnos adecuadamente ( nos tomamos las cosas muy personal).
Creer que tenemos la razón.
Querer que la persona sean como nosotros deseamos.
Manipulación ( aquí entra el drama o las exageraciones al tema ).
No dejamos que la persona se exprese / interrumpimos todo el tiempo.
Estamos señalando.
Entramos en el juicio o la crítica.
Expresamos una expectativa no cumplida que se convierte en frustración.
Asumimos cosas ( ejemplo él o ella debería saber que eso es lo que a mí me gusta. O no me gusta ) la pregunta del millón seria: ¿Se lo has dicho?
¿Te identificas con algunas ? o con todas ?
No te preocupes, todos en alguna etapa de nuestra vida hemos pasado o experimentado estas sensaciones ya sea desde nosotros o de la persona con la que estamos intentando comunicarnos.
¿Sabes el dicho que dice, no es lo que se dice sino cómo se dice?
Eso hace la diferencia entre tener una conversación o una discusión con tu pareja. La comunicación va más allá de si se habla o no se habla, o de cuánto se habla. Tiene más que ver con lo que se dice y cómo se dice.
Cuando tomamos conciencia que la comunicación que tengamos con otra persona de alguna manera nos está mostrando dónde está nuestra percepción y por ende la proyección en la que estamos experimentando. También nos puede mostrar nuestras creencias limitantes y donde es que debemos trabajar para mejorar nuestro diálogo ( comenzando con el diálogo interno ) Y cuando lo vemos desde la responsabilidad entonces es cuando realmente podemos transformar y sanar nuestros programas limitantes que tenemos o cargamos por generaciones.
Puntos clave para tener en cuenta a la hora de tener una conversación.
Escuchar. Nos gusta hablar como loritos ¿y qué tal escuchar? …/no interrumpir a la persona. Anotar o recordar los puntos que después deseas mencionar o aclarar.
Respeto muy importante durante todo el diálogo.
Reconocer nuestra debilidades o errores.
Empatía con la persona que estamos hablando.
Reconocer el momento para poder hacerlo sin ser reactivos.
Dialogar es de dos.
Observar nuestro diálogo corporal, cómo hacemos muecas ( muchas veces nuestro cuerpo corporal habla más que mil palabras y nos delata o muestra lo que realmente queremos decir y no decimos).
Aceptar el compromiso. Significa que van haber diferentes puntos de vista que pueda que no estés de acuerdo pero cómo debe existir respeto es válido.
Negociación o acuerdo. En la forma de pedir está el dar … la negociación.
Expresar aprecio por sus cualidades durante la conversación.
Poner límites cuando el diálogo se convierte en una discusión sin coherencia.
Lo importante en cualquier tipo de conversación o diálogo es no perder la paz y tu balance, en el momento que sientas que eso se te va de las manos hacer una pausa, pedir un espacio pero sobre todo no llegar a los extremos.
Muchas veces una palabra puede herir más de lo que te imaginas y eso nos puede marcar.
Es muy fácil decirlo que hacerlo pero cuando nos volvemos observadores de nuestra vida. Y practicamos esto como estilo de vida, vemos la evolución tanto en nosotros como los beneficios que traerá a la persona con la que estamos comunicando.
Reconocer que toda situación es una oportunidad para evolucionar, aprender y sobre todo sanar, es de personas adultas emocionales.
Al final del día, si somos consciente que todo lo que no se integre o se sane o se supere se vuelve a repetir con más intensidad. Es una forma también para tomar la determinación de hacer todo desde el amor.
Recuerda que el cambio siempre comienza en ti.
Sé ese cambio que quieres ver.
Amor y luz
Fabiola Passariello.
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