Una frase que suena muy linda y más cuando la aplicamos para los demás, pero cuando tiene que ver con nosotros que tanto realmente la ponemos en acción?
Es momento de tomar las riendas y reunir la valentía para conocernos y mirarnos en profundidad.
Una vez que te descubres y te aceptas, ninguna opinión ajena puede herirte.
Cometer errores es humano:
Todas las personas fallan alguna vez y esto es algo normal. Hay que aceptar esta realidad y dejar de juzgar y juzgarnos duramente.
Reconocer los errores es valiente:
asumir nuestras faltas requiere el coraje de mirar de frente nuestras sombras más oscuras. Hacerlo es un ejercicio de humildad y un deseo genuino de mejorarnos a nosotros mismos.
No debemos culparnos ni juzgarnos por fallar en ciertos aspectos de nuestra vida, pero si podemos hacernos responsables. Reconocer nuestros errores nos hace más humanos y más humildes y nos permite mejorar.
Personalmente no me gusta llamarlo errores, sino aprendizajes que la vida nos da para poder realmente saber qué queremos y que no, que funciona y que no, que realmente aplica y que no y la única manera de hacerlo es a través de ponerlos en experiencia en la acción.
Tratemos de darnos a nosotros mismos y a los demás la libertad de equivocarnos y aprender de los propios fallos.
Seamos más flexibles, tolerantes y comprensivos. Nadie requiere ser perfecto para ser apreciado por las personas que le rodean. Errar y asumir los errores es el único camino hacia la madurez emocional. Donde te vuelves completamente responsable de quien eres y hacia donde quieres llegar.
Solo tomando conciencia y observándonos desde el amor y la compasión podemos llegar a ser más flexibles en nuestro proceso de vida y en la de los demás.
Recuerda que solo tú tienes el poder de elegir cómo quieres vivir la situación que tienes enfrente.
Elígete a ti siempre y elige hacerlo desde la compasión y desde la alegría
Porque el cambio siempre comienza en ti.
Tu fiel servidora
Amor y Luz
Fabiola Passariello.
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